Este joven profesional decidió ejercer la medicina en la zona de Triple Frontera de la región chaqueña, en el hospital de Santa Victoria Este y atiende a los habitantes de este pueblo en el departamento Rivadavia conformado por diferentes etnias: Tobas, Tapuetes, Wichis o Matacos, Churupi y Taputes .

Pablo Antonio Casabella juró y recibió el título de médico en la sesión del Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Médicas. Este acontecimiento no habitual se debió a que Casabella no pudo estar en la colación del año pasado por que los caminos anegados en Santa Victoria Este, provincia de Salta, dónde resolvió ejercer la medicina, le impidieron llegar a Córdoba.
En una conmovedora ceremonia, el decano de Ciencias Médicas Gustavo Irico, destacó la importancia de recibir el título en el día del maestro y le agradeció por haberlos hecho partícipes de su vivencia como profesional “que es mucho más que el ejercicio de la medicina, sino un acto diario de docencia en una realidad desconocida en la ciudad”.
A su vez, Marcelo Yorio Vicedecano, recordó que en conversaciones previas con este ex alumno le sorprendió la decisión tomada por Pablo, cuando a los diez años visitó este pueblo y decidió que iría a vivir allí y ha regresado como médico para ser parte de esta comunidad conformada por criollos y aborígenes.
Pablo Casabella compartió con los integrantes del Consejo Directivo algunas características que forman parte de la cultura de cada etnia y cómo hay que aprender a respetarlas ya que las misiones aborígenes que rodean al pueblo tienen 3500 habitantes y la mayoría vive en los montes. Los pacientes mayoritariamente padecen de tuberculosis, chagas y brucelosis que son una endemia y una de las causales es que hay pocos pozos de agua potable porque los otros contienen arsénico.
El pequeño hospital de Santa Victoria Este, después de varias décadas sin médicos, ahora tiene dos y los casos más graves se derivan a Tartagal en el avión sanitario que hace hasta cuatro vuelos diarios, ya que los caminos por lo general están instransitables y durante los seis meses de lluvia no se puede acceder..
Pablo Antonio Casabella dejó las comodidades que brindan los hospitales de las ciudades para cumplir con un sueño que se instaló cuando tenía diez años. Ayudar a esta población, alejada del mundo y ejercer, con el juramento hipocrático en su mano, los conocimientos aprendidos en la Facultad de Medicina de Córdoba que sigue formando profesionales que apuestan al desafío del desarraigo persiguiendo sueños.